Artículos en Prensa y Entrevistas: Algunos extractos
Maria Thereza Negreiros
Una Ofrenda a la Vida
Para entender la Serie Amazónica hay que saber un poco de mi vida, nos dice la artista plástica brasileño-colombiana María Thereza Negreiros. Sus obras monumentales surgen del centro de la tierra y hablan la lengua del artista latinoamericano. Letra Urbana conversó con ella con motivo de la inauguración de la exposición Offerings en el Frost Museum de FIU.
Clarita Spitz,
Barranquilla, Marzo 2012
El periódico La Palabra de la Universidad del Valle, en su edición especial sobre el arte, dedica su reportaje central a rememorar la trayectoria artística de María Thereza Negreiros.
Periódico La Palabra, edición 173
Agosto de 2007
La obra de María Thereza Negreiros exalta lo mejor del expresionismo abstracto, su obra de selvas incendiadas de ríos y lagos fuera de serie, con vistas globales dentro de lo mejor del expresionismo abstracto, la hacen única en su pregunta originada por catástrofes naturales o por fallas del ser humano.
Enrique Grau,
El Universal,
Cartagena, Colombia, Octubre 2002
El Amazonas hay que conocerlo. Hay que sufrir ese sol que sientes que te va a rajar por el medio a las doce del día. Vivir esa naturaleza que de pronto es tranquila y solemne y luego se transforma y se vuelve agresiva. Esa naturaleza cambiante tan similar a la del ser humano. Yo aconsejaría a todos los intelectuales, sobre todo a aquellos que se han refinado tanto, que lo visitaran. Las ciudades dan otra dimensión.
Entrevista con: Maritza Uribe de Urdinola.
Presidenta del Museo de Arte Moderno La Tertulia, Cali. 1980
Aunque muchas veces no estoy de acuerdo con los resultados de los artistas, no siempre esto quiere decir negación de su actividad como un acto ejemplificante.
María Thereza Negreiros, quien hace varios años, tal vez muchos, instaló su taller en Cali, es ante todo una artista seria. Porque piensa y demuestra que la práctica estética es un acto profesional. Y es esta actitud uno de los hechos más reconfortantes para hablar de las artes en momentos en que el interés por ellas resulta tan facil por lo distorsionado!. Hay una serie de mediocres que parecen asaltar sino la integridad del oficio por lo menos su apariencia más superficial. En una sociedad como esta, hay que vigilar mucho, hasta lo superficial.
María Thereza Negreiros no ha descansado en la práctica de su arte siempre variable. Ella busca sin fatiga una modalidad personal para comunicar sensaciones. Es bueno destacar que la artista ha tenido gran experiencia en distinto materiales y medios mecánicos.
Su producción tiene verdaderas conclusiones plásticas que registran su interés por sensaciones ópticas. Una óptica que piensa siempre en el espectador y lo integra. María Thereza Negreiros llega en sus lentes y módulos retinales a lograr una serie de imagines en donde la luz, la movilidad del espectador y el uso sutil del color se convierten en elementos de juego. Porque es necesario distraerse divirtiéndose, con las cajas de la Negreiros. Sin embargo estas presencias de ojos fotografiados meticulosamente y luego ampliados, no son anestesia para pensar que la obra de arte es un distractor para una realidad social. Todo lo contrario, María Thereza Negreiros piensa que su mundo plástico puede registrar en alguna medida angustia, limitaciones y todo tipo de sensaciones recogidas de la situación dramática del hombre.
Miguel Gonzáles
El País,
Cali, Colombia, Septiembre 22 de 1974
¿Es quizás una observación del tiempo a través de esos ojos alucinantes que parecen medir no solamente el presente, sino el pasado y el futuro, presintiendo lo que será sin enterrar lo que ha sido? Estos tiempos idos y venideros parecen estar en la mente de María Thereza Negreiros en la gigantesca lente cóncava que presenta el homenaje a Botticelli. Visión que puede presentar esperanza o desesperanza, que puede prevenirse sabiendo que llegará con la misma inexorable marcha de los astros.
Parece mover el espacio en el mismo módulo de los pequeños cilindros solidificándolo en el inconmensurable horizonte del ojo humano. Arte de avanzada que seguramente está dentro del sentir de la nueva juventud. En lo que no hay duda es que tenemos que dividir la plástica en pintura, escultura y experiencias plásticas. De que la pura pintura de caballete o mural nada tiene que ver con las aplicaciones de otros materias que se adaptan al proceso cultural del último cuadro del siglo XX.
María Victoria Aramendia
Notas sobre Arte, El Espectador,
Bogotá, Colombia, 1974
Estudiando las pinturas de María Thereza Negreiros, ejecutadas entre 1961 y 1965, naturalmente localizadas en un auge abstracto informalista, se puede seguir un serio proceso creativo, y se ve que a través de una constante y consecuente búsqueda de diez años, está llegando a una plena y personal realización.
Dicken Castro, El Periódico,
Bogotá, Colombia, Mayo, 1972
La exposición de María Thereza Negreiros, artista brasileña radicada en Colombia, actualmente exhibida en la Galería IBEU, muestra el trabajo de una persona que no solamente sabe dosificar el color sobre una materia trabajada concienzudamente, sino también distribuir los elementos en una composición estudiada.
Sus ángeles, en una figuración completa o fragmentada, ocupan casi toda la superficie, en una distribución geométrica, expandiéndose hasta llegar al borde del cuadro. Otras veces, van encajándose de una manera arbitraria, como si fuera un rompecabezas.
La materia sensual no es solamente un vehículo; la artista necesita de esta materia para su forma de expresión. María Thereza Negreiros, es una artista independiente y segura. Diríamos inclusive un monstruo, en el sentido de fuerza y conciencia. Su nueva figuración nos muestra una obra refinada, vibrante, sensual y libre.
Antonio Maia, Jornal do Brasil, Rio de Janeiro
Septiembre 3 de 1967
La Galería IBEU presentó a la pintora Maria Thereza Negreiros, brasileña radicada en Colombia donde es bastante conocida. Una artista vigorosa y personal que emplea materiales nuevos con una técnica admirable y que comprendió el verdadero espíritu de la nueva figuración que no es la figura académica con una especie de salsa moderna. Maria Thereza Negreiros presentó una de las exposiciones más importantes del año.
Marc Berkowitz,
Revista GAM - Galería de Arte Moderno
Río de Janeiro, Brasil, 1966
Después de los leves, casi imponderables nacimientos sobre las lacas blancas, el mundo formal comienza a tomar consistencia. Un espeso movimiento ondulante crece y se revela: el contorno de un río el perímetro redondo de un cráter, las lomas redondas de un paisaje imaginario, el descubrimiento de una naturaleza que no es más que movimiento y luego color caliente, alimenta poderosamente el cuadro y le quita toda su melancolía inicial. El cuadro pesa, quema por los rojos y amarillos, se vuelve repujado. La naturaleza imaginaria se condecora. Pugnas espléndidas estallan entre los colores. Un cuadro se embandera de rojo, otro de ocre, otro de gris. Los colores son gallardetes que iluminan el génesis.
Esta obra refinada, original, inconformista, tenaz, se sale de las habituales limitaciones del arte abstracto. Es, en Colombia, un “arte otro”, que puede guiar magníficamente al público en la difícil belleza de las cosas desconocidas e ignoradas.
Marta Traba, La Nueva Prensa,
Octubre de 1963
La obra de María Thereza Negreiros tiene exceso de seducción. Su serie Alas de Mariposa es rápida y luminosa. Un conjunto de obras bellas, claras y abstractas. La pintora se desenvuelve bien dentro de un registro sensible y femenino, en cuanto al color; y en una trama inteligente y eficaz de planos, en cuanto a la forma. Caso excepcional en pintores noveles. Expresa con decisión un alegre deslumbramiento ante el tema y afirma la voluntad de disolverlo en algo que, al fin del proceso, siempre se define como color y luz. Hay algo de infantil, de verídicamente inocente, en esta adhesión inmediata al color y la luz. Creo que de ahí deriva la frescura de esta obra y el encantamiento que opera en el público.
Marta Traba,
La Nueva Prensa,
Bogotá, Colombia, 1961